Factores que afectan al cultivo del lúpulo
5 septiembre, 2022Ahora en fase de recuperación, el cultivo del lúpulo en la comarca Betanzos tuvo su época de auge y posterior decadencia a lo largo del siglo XX. A continuación, explicaremos la historia del cultivo en esta comarca, siendo la década de 1960 la de mayor producción de lúpulo gallego en Betanzos, y también analizaremos los diversos factores que llevaron a la situación actual.
Introducción de los cultivos
El lúpulo llegó a Betanzos en 1927 por iniciativa del betanceiro Raúl Fernández Meás, aunque unos años antes ya se había introducido en el área de A Coruña de mano del ingeniero Leopoldo Hernández Robredo y el empresario cervecero José María Rivera Corral, siendo los impulsores de la primera plantación en Galicia. Tras las primeras plantaciones experimentales, observaron que las condiciones climáticas templadas, calidad del terreno y grado de humedad eran óptimos para el cultivo, ofreciendo cosechas de lúpulo de alta calidad.
Gracias a estos factores y que la Segunda Guerra Mundial supuso un corte de suministro en la importación del lúpulo centroeuropeo, la producción industrial de lúpulo vería encomendado su futuro a la creación y establecimiento en Betanzos de la sede operativa de la Sociedad Anónima Española de Fomento del Lúpulo en 1945, que creará instalaciones adecuadas para la recogida y la construcción de un secadero. Igualmente, se mejoran y sofistican las técnicas de producción.
Los años del oro verde
Realizada por productores particulares, la cosecha de 1946 ofrece poco más de 4 toneladas, momento en que comienza la expansión. En 1951 se estima que hay unas 450.000 plantas, capaces de abastecer la mitad de las necesidades de la industria cervecera española. Ese mismo año, tras varias ampliaciones, se inaugura oficialmente en Betanzos la primera fábrica española para la recogida y procesado del lúpulo, dirigida por el ingeniero agrícola Manuel Matilla. La cosecha de 1952 supera las 100 toneladas de lúpulo y se sigue promocionando el cultivo ofreciendo a los productores subvenciones, técnicas de cultivo y asesoría técnica.
En 1963 se produce la cosecha de mayor producción, con 240 toneladas de lúpulo. Esta cantidad distaba de la capacidad máxima del secadero de Betanzos, de unas 375 toneladas de lúpulo en seco. Con todo, esta misma década empieza el declive en los cultivos por diversos motivos, siendo uno de ellos la importación de lúpulo extranjero (que debe competir con el propio en precio), propiciado por la puesta en marcha del Plan de Estabilización Económica y el aumento de la capacidad productiva de la comarca de la Ribera del Órbigo, en León.
Declive y desaparición
Los siguiente años son de casi desaparición de las cosechas en la comarca de Betanzos. Tras un cambio en las condiciones con la Sociedad, los productores deben hacer frente a sus cosechas individuales y secar su propio lúpulo, labores costosas para afrontar de forma individual. Además, aquellas ayudas iniciales dejaron de percibirse, o disminuyeron enormemente. A finales de la década de 1960 y sobre todo en los años 70, el grueso de los cultivos y procesado de lúpulo se centra ya en la Ribera del Órbigo y los productores betanceiros prefieren arrancar las plantaciones.
Tras el auge inicial, otro de los factores que favorecieron este declive, más allá de motivos económicos, fue la sustitución de la variedad golding, de baja calidad, por otras más suaves y mejor adaptadas al clima de la región leonesa. En la década de 1970 se produjo una viriasis que afectó al 70% de las plantaciones que quedaban, dejándolas prácticamente inservibles. En 1983 desaparece la Sociedad de Fomento del Lúpulo en Galicia y a lo largo de esta década se deja de producir lúpulo en la comarca de Betanzos a nivel comercial.
Recuperación del lúpulo en Betanzos
En el año 2004 la Corporación Hijos de Rivera inició un ambicioso plan para la recuperación de los cultivos, con motivo de su centenario en 2006. De la mano del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo se iniciaron los testeos con la variedad nugget y la unión de productores particulares interesados en la reimplantación del cultivo llevó al nacimiento de nuestra cooperativa en 2009, con nuestra propia estructura y máquinas de procesado. Desde entonces, de la mano de las tres entidades, hemos conseguido recuperar unas 15 hectáreas de cultivos e implementar otras variedades como perle, sladek, merkur, cascade, admiral o centennial. El lúpulo gallego ha vuelto para quedarse.
En resumen, el cultivo del lúpulo en la comarca de Betanzos tuvo su época de mayor esplendor a principios de los años 60, donde muchas familias lo producían a nivel individual en parcelas privadas, aunque cayó en declive por diversos factores. Actualmente estamos comprometidos en su recuperación y establecimiento a nivel industrial, mejorando cada año las técnicas de cultivo e investigando la optimización de las fases de procesado.